DEJARSE VER

Desde que Peter Drucker dijo que el marketing debía estar presente en todos los departamentos de una empresa, allá por los 50, el panorama actual de los soportes de publicidad es pura ciencia ficción para los profesionales de aquel momento. Aún así, Drucker continuaría apostado por un marketing omnipresente –tanto a nivel de empresa como de canales de difusión– para grabarlo a fuego en cada miembro de la compañía y abarcar todo el ámbito en el que se mueve su comprador potencial.

En este siglo, los mercados son globales, el cliente final puede comprar en cualquier país, se asesora en foros, utiliza comparadores de artículos y servicios, cuenta con valoraciones contrastadas de otros consumidores, consulta las redes habitualmente… Esta claro que internet lo ha cambiado todo, desde la forma de relacionarse hasta la de comprar o la de entender el propio consumo.

Los planes de marketing actuales deben ser muy conscientes de esta nueva realidad y de que se dirigen a individuos bombardeados de información y saturados de mensajes persuasivos, que apenas pueden recordar un par de segundos después. Se calcula que cada persona llega a recibir en un solo día 3.000 impactos por diferentes canales, por ello es importante tener visibilidad en los soportes online y offline afines al público objetivo de cada empresa.

Otra conclusión lógica es que las consignas demasiado rebuscadas pueden zozobrar en tal tsunami de voces, mientras que los conceptos creativos, fiables y fáciles de recordar son una apuesta segura, que tiene muchas más posibilidades de ser escuchados y almacenados.

Montar campañas que cumplan estos objetivos es cosa del marketing 360º. Una disciplina que contempla estrategias globales y mensajes que puedan ser adaptados y difundidos a diferentes canales de nueva cuña o tradicionales. El objetivo es no dejar ningún soporte desatendido y plantear las acciones para que su efecto conjunto sea apreciablemente más eficaz y potente que la suma de las antiguas acciones individuales.