LA ESPECIE SUPERVIVIENTE

Si las empresas fueran perfectas, la tecnología no avanzara y el mercado se mantuviera estático las estrategias que en su día se revelaron como exitosas no necesitarían ser revisadas. Pero éste no es un escenario factible. Vivimos en una era de cambios sin precedentes. Nunca antes la humanidad había sido sometida a una revolución tal de valores, avances tecnológicos y transformaciones sociales similares a las que tienen que afrontar los individuos y las organizaciones actuales.
La consecuencia más preocupante es que aunque consigamos dar con la “piedra filosofal” que convierta nuestra marca en líder de mercado esto no garantiza la permanencia en la cima. Si echamos un vistazo a los ranking de empresas y bienes de consumo líderes de hace un par de décadas no se corresponde en absoluto con los incluidos en los últimos años: aparecen nuevos actores con mucha fuerza, mientras que otros aparentemente indestructibles se han retirado a un discreto segundo plano. Muchos de ellos atrapados en el eterno ciclo del éxito–conformismo–decadencia que engulle a una buena parte de los candidatos y otros, porque han sufrido diferentes traspiés en el camino.
El líder actual es el que tiene la habilidad de detectar los cambios, la humildad de reconocer la ineficacia de las viejas estrategias y la visión para realinear su oferta con las nuevas expectativas de la demanda.
Son esa especie ganadora de la que habla Darwin: no mantiene su liderazgo el más fuerte, ni el más agresivo, ni el más impulsivo, sino el que mejor y más rápido consigue adaptarse a las nuevas circunstancias que acontecen.