EMPRESAS MÁS HUMANAS

En el año 1981 un editor de Nueva York le pidió a los periodistas Robert Levering y a Milton Moskowitz que escribieran un libro sobre las 100 empresas estadounidenses que ofrecían mejores condiciones materiales y emocionales a sus empleados. Antes de iniciar el proyecto, ambos periodistas se mostraron escépticos ante la idea. ¿Encontrarían tantas empresas cuyas condiciones laborales fueran dignas de aparecer en un libro?
Así comenzó una investigación que continúa 42 años después y que les llevó a una conclusión inesperada: la excelencia no residía solo en beneficios materiales sino en la habilidad de la empresa para construir relaciones de calidad con sus colaboradores; relaciones basadas en la confianza, el compañerismo y el orgullo por pertenecer a la organización. Ante tales resultados, el libro se centró en los lugares de trabajo y en cómo las condiciones y el ambiente hace que los empleados sean excelentes, mediocres o, directamente, pésimos.
En estos momentos, los listados que publica “Great Places to Work” son una información de referencia internacional que contribuyen notablemente a mejorar el prestigio de cualquier empresa y que son consultadas por 25 millones de lectores de todo el mundo.
Una de las consecuencias más obvias es que las empresas que no estén orientadas hacia las personas serán castigadas por los consumidores más jóvenes. A estas alturas, ya hemos asistido a penalizaciones contra multinacionales que descuidaron los derechos de trabajadores y consumidores o se mostraron poco respetuosos con el medioambiente.
También hemos visto lo que cuesta cambiar la etiqueta de “empresa insensible” que pende sobre la continuidad de algunas multinacionales relacionadas con un trato rudo a sus clientes o mala gestión de sus recursos humanos.