Este vino, elaborado por Bodegas Félix Sanz, es un fiel representante de la D.O. Rueda. En él se distinguen notas frutales, espaciadas y de roble francés. Es además, untuoso, equilibrado y de final persistente. Se trata de un vino fermentado en barrica, fruto de una larga tradición.
Están obsoletas las creencias de que los blancos son para sofocar y apaciguar calores, o que están destinados a escoltar pescados y mariscos, o comidas livianas, hay que desmitificar este concepto.
El archipiélago balear es un destino de sol y playa clásico, pero además, no debemos perder de vista una gastronomía basada en productos de la zona y unos vinos que nos muestran el Mediterráneo en la copa.
Las llamadas Islas Afortunadas lo son por muchos motivos, los más conocidos son su clima y sus playas pero los vinos y la gastronomía que allí se producen son también una razón indiscutible para viajar a a este paraíso cercano tan nuestro.
Dentro de un sector primario atomizado y repleto de pequeños productores, las bodegas han ido cobrando un protagonismo que no tenían más allá de sus respectivos territorios. Pero ahora sus sidras y sus vinos son demandados incluso al otro lado del Atlántico.
Las barbacoas son sinónimo de verano, de festejos y celebraciones, de reuniones entre amigos, de optimismo y vitalidad. Responden a un método de cocción milenario al que cada día se recurre con mayor frecuencia.
Aunque sus orígenes son remotos, su consumo está firmemente afianzado en nuestro país. Una de sus grandes virtudes es su versatilidad, que permite disfrutarlo en solitario, con hielo o combinado.