LA HABILIDAD DE REINVENTARSE

La pérdida del puesto de trabajo convierte a la emprenduría y al autoempleo en una alternativa a la búsqueda desesperada de una nueva ocupación. Una buena parte de los trabajadores que son despedidos o padecen el burnt-out, típico de los puestos de alta exigencia, se decantan por aprovechar el know-how y los contactos de su trayectoria laboral anterior para reorientar su carrera, aunque el resto acaban tan saturados de su experiencia previa que optan por involucrarse en actividades y sectores casi impredecibles.
Desde ex-políticos dedicados a conferenciantes visionarios, hasta ejecutivas implacables recicladas en terapeutas alternativas o jóvenes que montan sustanciosos proyectos online de servicios inexistentes, los casos que han intentado y conseguido dar un giro radical a sus vidas son tan inesperados como llamativos.
Aunque no es oro todo lo que reluce, el 80% de las empresas españolas fracasan en los primeros cinco años y, después de diez años, solo un 10% del total llegan a alcanzar la madurez. Las claves del éxito o de la derrota residen casi siempre en la actitud de las personas y del modelo de negocio elegido para emprender.
La receta para que un proyecto cruce la línea de meta comienza por los ingredientes elegidos y lo que hacemos con ellos. Actitud capaz de identificar o crear necesidades en el consumidor, respuestas novedosas a estas posibles necesidades, materialización de las respuestas en propuestas concretas y atractivas y serán los principales componentes de una fórmula casi infalible para situarse entre el privilegiado 20% que superan la primera criba. Si se añade la perseverancia para superar los momentos difíciles y otras habilidades del buen corredor de fondo se estarán sentando las bases para alcanzar el período de maduración y convertir la idea inicial en un nuevo medio de vida sólido y duradero.