REVISTA PROFESIONAL COCINAS Y BAÑOS

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Profesional Cocinas y Baños marzo 2021

nº 82

TOMAR DECISIONES EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE

Después de casi dos años de pandemia, las empresas han tenido que desarrollar la extraña habilidad de seguir decidiendo sin tener información fiable sobre lo que les espera a la vuelta de la esquina. Cuando no hay experiencias previas –al menos recientes– se carece de un protocolo de actuación y los equipos directivos deben diseñar sus estrategias en un contexto que no sigue pautas conocidas, ni siquiera previsibles.
Estamos en manos de la opinión de los virólogos, los expertos en biotecnología, de los matemáticos que estudian las curvas de otras situaciones parecidas, pero que sucedieron en contextos muy diferentes; de las autoridades sanitarias que aprenden sobre la marcha y se dejan aconsejar por presuntos expertos desconocidos para el resto…
La situación no es fácil y da tantos bandazos que ahora sonríe a unos sectores y castiga a otros, según cambia la climatología del asunto. Por ello, es indispensable aprender a manejar la patata caliente de la incertidumbre y seguir a los mandos de la nave, aunque se carezca, en muchos casos, de la información más necesaria para asegurar un buen rumbo.
Se llama “toma de decisiones bajo incertidumbre” y normalmente sucede cuando el resultado va asociado a muchas variables que están fuera de nuestro control y que, además, no se conocen de antemano. Para estos casos, los psicólogos recomiendan tres formas de valorar la situación, en función del carácter de cada uno. El MAXIMIN o criterio Wald consiste en ponerse en el peor de los escenarios posibles y actuar en consecuencia para minimizar los riesgos, y es el preferido de las personas que desean conseguir el mayor nivel de seguridad posible. El criterio de los optimistas se llama MAXIMAX y es el que opta por las decisiones que maximicen el mejor resultado posible. Por último, en el justo medio, tenemos el criterio de “LA FRUSTRACIÓN MÍNIMA”, que propone ordenar las estrategias para establecer la diferencia entre el resultado conseguido y el mejor posible. La forma óptima de actuación debería acercar los resultados de las decisiones a los considerados óptimos.
En teoría, no existe criterio mejor ni peor. Lo importante es que, en un momento como éste, cualquiera de los tres caminos puede ser el motor que permita seguir avanzando. No nos pase como al burro de Buridán, incapaz de decidirse entre dos montones de heno aparentemente iguales, murió de inanición.