

El nombre de Breguet está fuertemente ligado a la historia de la relojería, pues su trayectoria está salpicada de grandes hitos, de unos logros de tal magnitud que en su mayoría no han podido aún ser superados.
La relojería es un arte que evoluciona, que experimenta y busca nuevas soluciones. Esta tendencia suele responder a la necesidad de conseguir beneficios en cuanto a rendimiento y durabilidad de los mecanismos. En otras ocasiones, lo que guía a los maestros relojeros es la obtención de funciones habituales a través de concepciones innovadoras.
Todo apasionado del arte relojero sentirá una irreprimible admiración por los relojes en esqueleto, unas piezas únicas y excepcionales que desvelan sin tapujos la magia de la relojería mecánica.
Los cronógrafos hacen gala de una deportividad casual y cotidiana, perfectamente compatible con los gustos y preferencias del gentleman urbano.
La relojería es un arte en el que juega un papel especial la nostalgia. Los relojes que se inspiran en piezas míticas, sin embargo, renuevan componentes, potencian rendimientos y mejoran la precisión.
Entre los días 15 y 19 de enero se celebró la 28 edición del Salón de Alta Relojería de Ginebra (SIHH), y por tercer año consecutivo el encuentro incluyó el apartado denominado “Le Carré des Horlogers”, un área reservada a la relojería más creativa e independiente.