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Profesional Cocinas y Baños febrero 2019
nº 73El perfil de un triunfador
Hace ya más de medio siglo, Mc Neil llegó a la famosa conclusión de que “las personas son contratadas por sus conocimientos y despedidas por sus actitudes”. Hoy en día, la mayoría somos conscientes de que hay muchos aspectos de nuestra personalidad que pueden conducirnos directamente al fracaso. Los más frecuentes son la incapacidad para adaptarse a nuevas situaciones, la imprudencia, la falta de actualización de habilidades y conocimientos y la ceguera para reconocer y aprender de los propios errores.
Alcanzar ciertas metas es más fácil si se observan algunas pautas de conducta determinantes, como ser concreto en los objetivos –teniendo en cuenta las fortalezas y limitaciones de cada uno–, cuidar el aspecto personal –una buena presencia es la carta de presentación de cualquier profesional–, mantener un estado de ánimo estable y aprender a gestionar el universo emocional con eficacia. La puntualidad es otro aspecto clave: llegar tarde a una cita implica falta de seriedad y escaso respeto por el tiempo de los demás. También es un síntoma de que la persona no es capaz de organizar su agenda y podría causar contratiempos en un futuro.
Estas cualidades son fundamentales para construir la confianza en nosotros mismos y para proyectar una imagen de coherencia al entorno. Pero, el directivo de hoy en día no solo debe ser fiable y estar dispuesto a asumir las responsabilidades propias de su cargo, también debe aportar un valor añadido que lo distinga porque pertenece al círculo de decisión que dirigirá a la empresa hacia la consecución de sus objetivos.
Y este extra es la creatividad y la intuición para buscar soluciones fuera de los cauces habituales de gestión que proporcione a la compañía una ventaja estratégica sobre su competencia.
Aún así, no siempre se gana, ni se acierta. No hay fórmulas magistrales. La vida profesional, como la personal están jalonadas de dificultades, pérdidas y renuncias y es tan importante saber triunfar como aprender a encajar los contratiempos y disponer de una alta capacidad para sobreponerse a los posibles fracasos y seguir avanzando con energía.